martes, 22 de marzo de 2011


LA ENFERMEDAD TARDÍA

¡Oh mortuoria dama! ¿Dónde te fuiste?
Tu piel pálida de colores sombríos,
juega con tus ojos azules vacíos.
Con tu muerte fuertemente me heriste.

Enfermedad tardía por cual moriste,
mis ojos penosos son como dos ríos
que intentan alcanzar los dulces hastíos
para ser como el día en que viniste.

Fúnebre canto de la melancolía.
¿Por qué se marchitó la bella rosa?
¿Por qué te llevaste a quien yo más quería?

Llorando quedé como cual mimosa,
pensé por momentos que con ella iría
pero la muerte no quiso tal cosa.



Teresa Corzo Cortés

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